Sigman-Gold, el matrimonio que logra rindes extraordinarios: los secretos de las 100.000 hectáreas que producen en Argentina | Agrofy News

2022-08-12 23:00:02 By : Ms. Cindy Lau

Garruchos Agropecuaria es el brazo agro-ganadero del Grupo Insud, parte de una de las mayores fortunas del país

“Mi papá siempre me decía: ‘vos vas a ser empresaria’. Yo quiero ser científica, qué empresaria, le respondía”. Quien habla es Silvia Gold, científica y empresaria. Hija del Dr. Roberto Gold, fundador de Chemotécnica Sintyal y la fundación Mundo Sano.

Junto al padre de sus tres hijos, Hugo Sigman, Silvia forjó uno de los grupos económicos más grandes de la industria farmacéutica a nivel global con presencia en 46 países: el Grupo Insud. 

El matrimonio Sigman-Gold, dueño de una fortuna que Forbes llegó a estimar en US$ 2000 millones, que en parte quedó expuesta hace solo un par de semanas cuando se desprendió del 55% de mAbxience, su pata biotecnológica responsable de la fabricación de las vacunas contra el Covid de AztraZeneca en Latam (a cambio de US$ 548 millones), es también miembro del selecto club de empresarios argentinos con una fuerte presencia en el campo.  

Garruchos Agropecuaria es el vehículo mediante el cual la familia, que también integran sus hijos, Leandro, Mariano y Lucas Sigman, agrupa alrededor de 100.000 hectáreas productivas repartidas en siete establecimientos en cinco provincias argentinas. 

Desde la cría de Polled Hereford al pie de la Cordillera, pasando por la producción de carne, génetica y leche en la Pampa Húmeda, hasta la intensa actividad forestal en Corrientes -que canaliza a través de otra sociedad, denominada Pomera, con campos también en Paraguay- la presencia de la familia Sigman-Gold en el agro argentino está bien extendida. 

El puntapié en los agronegocios lo dieron en 1998, cuando se hicieron del establecimiento Los Murmullos, en Cholila, Chubut, y sumaron las primeras 8200 hectáreas ganaderas. Sin embargo, fue en los últimos años que Garruchos Agropecuaria vivió su despegue y una verdadera transformación. 

“Entre 2006 y 2015 se sumaron la mayoría de los establecimientos que permitieron incorporar más de 10.000 hectáreas agrícolas propias e incluso un tambo”, señala Patricio Juni, gerente de Garruchos Agropecuaria, en diálogo con Agrofy News. “Asimismo, hace siete años, la familia decidió avanzar con la agricultura de precisión y para eso se renovó el staff, se incorporó tecnología y se estudió cada m2 de suelo”, resume en pocas palabras lo que significó llevar los resultados a rindes extraordinarios. 

El esquema productivo de Garruchos Agropecuaria se desarrolla sobre siete establecimientos en las provincias de Chubut, San Luis, Córdoba, Buenos Aires y Corrientes. Si bien, un solo campo, El Retiro, en Nueva Galia, suma 75.000 hectáreas, solo un 10% de su superficie se encuentra en producción con la ganadería como protagonista. Son las poco más de 10.000 hectáreas agrícolas, repartidas en los campos de Córdoba y Buenos Aires, las que aportan la mayor parte de los ingresos y dotan de estabilidad a Garruchos Agropecuaria.

Los rendimientos del segmento agrícola de la compañía en los últimos 10 años son elocuentes y superan con holgura los promedios nacionales. “Los números son los siguientes: 5500 kilos de trigo por hectárea; 3500 kilos con soja de segunda; 4500 la soja de primera que, hoy, está por encima de las cinco mil”, repasa Juni y agrega: “En el caso del maíz, pegamos un salto en los últimos cuatro años, porque avanzamos con la aplicación de fertilización por planta, evaluamos la distancia del cultivo y la ventana de siembra que, sumado a los desarrolos genéticos, permitió llevar los promedios de los últimos 12 años a 11.500 kilos y, en algunos campos, ya superamos los 13.000 kilos de promedio”. 

No fue magia. “En pos de obtener mejores resultados, lo primero que tuvimos que hacer fue conocer cada pedazo de nuestros campos y para eso hicimos un análisis de suelo de una manera intesa donde por cada 1,6 hectáreas se hicieron seis piques para obtener resultados de fósforo y nitrógeno, es decir, grillamos los polígonos de modo tal que acompañamos el mapa de rendimiento”, explica Juni y amplia: “Hoy las cosechadoras pueden mapear lo que van recolectando debido que más allá del promedio hay zonas de mayor y menor rendimiento. Se utilizan las imágenes de satélites con el índice verde para observar el estado de cultivo durante su crecimiento y la superposición de las capas, año a año, ubicado sobre el polígono, nos da información para saber cuál es su verdadero potencial”. 

En ese proceso de mejora continúa, la firma cumple con la premisa de obtener valor agregado. A modo de ejemplo, el gerente de la compañía sostiene que esa información se utilizó en el cultivo de maíz donde se contempla la densidad de plantas por hectárea y la cantidad de fertilizantes aplicados. “Es más valioso poner menos plantas en suelos de menor capacidad. Al haber ambientado y conocido en detalle el terreno, podemos jugar con la densidad de plantas y el volumen de fertilizantes y la ventana de siembra previendo lluvias de primavera o su posible anegamiento. Si bien decir siembra directa y agricultura es fantástico, hay que utilizar con precisión esa información”, sentencia Juni. 

Las ventajas de este modelo productivo no solo se reflejan en la mejora de los rindes sino que también atienden un defícit crónico del campo argentino: la pérdida del capital suelo. “En estos siete años, sentimos que los suelos responden, pero también se cuidan y sobre todo se mejoran, es decir, al medir los nutrientes que se extraen, podemos observar que no solo tenemos una política de repocisión, sobre todo fósforo, sino que también, cuando los números acompañan, podemos incrementar los nutrientes del suelo”, dispara el profesional con vasta experiencia en el sector. “En los hechos, hubo cuatro años donde aumentamos lo que extrajimos y, así, elevamos los niveles de esos suelos lo que se traduce en altos rendimientos”, precisa Juni. 

Sin malezas, haciendo rotación y con altos niveles de fertilización, en años donde el clima acompaña, los rendimientos se vuelven extraordinarios. “Todo lo hacemos siempre cuidando el cimiento, es decir, nuestro suelo”, enfatiza el gerente de Garruchos Agropecuaria que lleva 15 años en la pata agropecuaria de Insud. 

La familia Sigman-Gold también es un actor destacado en ganadería, división que explica alrededor de un 45% de los ingresos de la sociedad y abastece con sus mejores ejemplares a destacados restaurantes porteños, como la multipremiada parrilla Don Julio. 

En los hechos, la familia es dueña de hacienda de cría Polled Hereford, en el Sur; Angus Negro y Colorado, en San Luis; Brangus y Braford, en Corrientes; y Angus y Hereford en el Centro, entre General Belgrano y Rojas. Entre sus dos cabañas, Garruchos trabaja con Braford y Brangus, y Los Murmullos se dedica a la hacienda Angus y Hereford. 

“El negocio ganadero tiene dos grandes áreas, la producción comercial de novillos a partir de un stock de vacas de cría y la génetica, a través de las cabañas”, sintentiza Juni lo que dio origen a la compañía hace casi un cuarto de siglo y destaca: ”En los últimos 16 años pasamos de comercializar solo 15 a 450 toros cada campaña, es decir, las cabañas de semén, embriones y animales destacados para reproductores ocupan un lugar importante en la empresa”. 

La genética es uno de los aspectos que más atrae a los accionistas, en especial al propio Hugo Sigman, accionista también del mayor proveedor de vacunas antiaftosa, Biogénesis Bagó. “En los últimos años hay mucha producción de semén que se está vendiendo a China”, señala el gerente de Garruchos. Asimismo, en su campo de Rojas, sobre suelos de la zona núcleo por excelencia, la firma cría 300 vientres para colocar machos y hembras en las expocisiones, su futura venta y el uso de los reproductores para rodeos comerciales. 

En resumen, Juni repasa que tienen un stock de 16.000 vientres y una eficiencia del 83% -20 puntos por encima del promedio nacional- donde contemplando el proceso de repocisión y el hecho que están poblando campos, la venta anual oscila en torno a los 4000 terneros y 3000 novillos. “Estamos llegando a la carga deseada en materia de vientres y mejorando la genética todo el tiempo”, afirma el gerente de la compañía que también tiene presencia en la producción de leche. 

Hace siete años, la compra de un campo vino acompañada de un pequeño tambo. “Vimos que contábamos con personas que amaban mucho la lechería y decidimos desarrollarla, haciendo un cambio para crecer en la actividad. Hoy, sobre la misma superficie, pasamos un sistema pastoril a corrales a cielo abierto y de ese modo incrementamos de 500 a cerca de 800 el número de vacas en ordeño con una producción diaria de 28 litros de promedio que pensamos llevarlo a 32”, adelanta Juni en un mano a mano con Agrofy News. 

“El éxito de cualquier compañía se debe a su grupo humano. Hoy, somos más de 100 personas, con encargados por campos, equipos que lo acompañan, muchos jovénes y profesionales donde mi participación operativa es muy global, pero hay actores en todos los campos que operan la tecnología que te comenté”, aclara Juni a lo que agrega: “La participación de la familia en la actividad agropecuaria es enorme e interactúamos mucho sobre todo con Hugo en sus visitas, a través de los viajes y recorridas a campo. Compartimos todo lo que hacemos y si bien tenemos un gran libertad, siempre trabajamos con muchísimo respeto sobre el rumbo que decide tomar la familia”.   

Garruchos Agropecuaria opera en cinco actividades: agricultura, ganadería convencional, cabaña, lechería y engorde a corral, está última, como consecuencia de producir cada vez más terneros. “Hay años que utilizamos hasta 6000 toneladas de maíz para transformarlas en carne y leche. Si bien el engorde de hacienda representa un negocio del cual se sale y entra fácilmente, tanto en cría como lechería se eligió crecer de forma sostenida”, afirma y adelanta: “Queremos certificar triple impacto: social, ambiental y económico-financiero. Ese es nuestro foco de acción para los próximos años, sin descartar el incremento de la superficie agrícola que aporta mucha estabilidad a la compañía para tolerar las fluctuaciones de las otras actividades. Asimismo, seguiremos invirtiendo en mejoras productivas y tecnología aplicada, certificando nuestras buenas prácticas de sustentabilidad cuidado el capital suelo”.

* Facundo Sonatti es periodista de negocios especializado en empresas de familia (Twitter: @facusonatti)

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